El aspirante al Senado, Damián Sosa, del PT, ha causado revuelo al buscar apoyo político en San Lázaro, desviándose de lo convencional en la esfera legislativa. Sosa busca participar en las elecciones estatales yendo más allá de los límites institucionales, al solicitar al gobierno estatal que les permita competir, una prerrogativa que corresponde al INE, no a las autoridades estatales.

Aunque Sosa niega cualquier compra de concesiones o candidaturas, su confianza en una victoria electoral, contrasta con su búsqueda de apoyo político en instancias ajenas al proceso electoral. Además, critica a Morena por no reconocer su valía política, pero en Hidalgo su reputación está marcada por la duda y la controversia.

Sosa alega que el gobierno estatal interfiere en las elecciones del PT, pero sus preocupaciones parecen desproporcionadas considerando el bajo apoyo electoral del partido. Sin embargo, Sosa evade mencionar los 60 millones de pesos presuntamente entregados al PT, lo que sugiere un intento de eludir el escrutinio público.

Es posible que el PT esté interesado en protegerlo de posibles cargos judiciales al otorgarle una candidatura, lo que levanta interrogantes sobre la integridad del proceso de selección de candidatos dentro del partido. Los líderes del PT deben explicar detalladamente por qué eligieron a Sosa sobre otros candidatos potencialmente más cualificados y transparentar el proceso de selección.

La preocupación de Sosa por la intervención oficial en las elecciones parece exagerada, dado el bajo apoyo electoral del PT, según muestran las encuestas. Es crucial que Damián Sosa sea consciente del destino de su hermano y evite acciones que puedan conducir a un resultado similar en su caso.

Con información de: Expediente Ultra